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Foto del escritorGonzalo Escrig Molina

El corazón de las tinieblas: Miedo a la libertad


La novela El corazón de las tinieblas es una de las más famosas e importantes obras de Joseph Conrad y la literatura universal. En 1979, el director y guionista de cine Francis Ford Coppola adaptó la novela para producir Apocalypse Now.

Conrad hace un estudio del alma humana, de las imperfecciones del hombre, la violencia que esconde y como la libertad y el alejarse de la civilización puede cambiar la forma en la que uno se comporta. El personaje de Kurtz siente estar en una posición de poder superior a la de los demás, ya que los nativos le tratan como a un dios. El problema de tratar a alguien como si fuese un dios, es que uno acaba creyéndolo. En palabras de Marlow, el narrador, Kurtz “aseguró que me dispararía a menos que le diera el marfil y desapareciera después del país, porque él podía hacer eso, se le había antojado y no había nada sobre la tierra capaz de impedirle matar a quien le viniera en gana”. Es necesario recordar que Kurtz no ha sido obligado a cometer actos inefables, sino que ha decidido, por su cuenta, cometerlos. Kurtz siempre tiene elección, le guste o no, y dichas elecciones determinan quienes somos porque nuestra identidad, la de los seres humanos, no está determinada por nuestras palabras ni nuestros pensamientos. Quiénes somos lo vamos decidiendo con cada una de nuestras elecciones, por insignificantes que parezcan.

A lo largo de la novela, los personajes tienen que tomar decisiones complicadas, pero, lamentablemente, elegir es renunciar. Con cada elección que hacemos, dejamos de vivir otras vidas y de ser otras personas. Esta coyuntura, este dilema, es lo que nos genera ese sentimiento de angustia. Sabemos que podemos elegir mal, que podemos equivocarnos, que podemos desperdiciar la vida que se nos ha dado. Es por ello que el resultado de nuestra renuncia, de nuestra elección, hace que sintamos remordimiento, culpa, o satisfacción.

Siempre vamos a ser responsables de todo lo que hacemos y dejamos de hacer, pero, sobre todo, de la persona en la que nos hemos convertido. La libertad es una condena de la que solo la muerte nos puede librar. Sin embargo, mucha gente se excusa con argumentos banales como “no tenía elección”. Nada sirve, pues la responsabilidad de nuestras vidas nos pertenece únicamente a nosotros.

“¿Cómo podréis vosotros imaginaros a qué precisa región de los primeros tiempos pueden conducir a un hombre sus pies sin trabas, impulsados por la soledad (soledad absoluta, sin un solo policía), por el silencio (silencio absoluto, donde no se oye la voz consejera de amables vecinos susurrando acerca de la opinión pública)? Estas pequeñas cosas son las decisivas”. Esta reflexión de Marlow es crucial para entender el dilema al que se enfrentan los personajes. La sociedad nos impone unas normas universales que tenemos que cumplir para que todos podamos vivir civilizadamente, pero ¿qué pasa cuando no nos vigila nadie?

En 1969, el psicólogo Philip Zimbardo llevó a cabo un experimento para investigar la des individualización. En el experimento, se dividía a los participantes en dos grupos: el grupo 1 llevaba ropa normal y mostraban su rostro, mientras que el segundo grupo nunca mostraba su rostro y vestía igual. A ambos se les pidió que electrocutasen a un paciente que se encontraba en otra sala. Los resultados mostraron que el grupo des individualizado electrocutaba al paciente con más frecuencia. De esta forma, Zimbardo concluyó que el anonimato y la des individualización incrementa la posibilidad de que las personas actúen de una forma antisocial. Si aplicamos este estudio a lo que nos cuenta Marlow, podemos concluir que Kurtz, al alejarse de la sociedad y ganar un cierto anonimato, se encuentra en una posición de libertad sin ningún tipo de control y, por lo tanto, decide cometer actos que no cometería si estuviese en una ciudad.

En definitiva, Marlow teme la libertad por esta misma razón, porque sabe que Kurtz nunca va a entender lo que es de verdad la libertad. Asume que Kurtz no va a hacer las cosas bien por el simple hecho de hacerlas bien, pues peligroso es el hombre que actúa honorablemente mientras le vigilan. En la película Easy Rider el personaje de Jack Nicholson hace una reflexión muy acertada sobre la libertad. A mitad película, cuando los personajes llegan a la América profunda, Nicholson dice:

“Es muy difícil ser libre cuando te compran y te venden en el mercado. Claro que no les digas jamás que no son libres porque entonces se dedicarán a matar y a mutilar para demostrar que lo son”.

A menudo confundimos la libertad con la oportunidad, porque, aunque Kurtz tiene en cualquier momento la oportunidad de matar y robar, la libertad no es el poder elegir, sino el saber elegir. Ya lo dijo Cervantes por boca de Don Quijote, “la libertad significa responsabilidad; por eso, la mayoría de los hombres le tiene tanto miedo”.


Bibliografía Citada


Cervantes Saavedra, M. d. (2015). Don Quijote de la Mancha. Real Academia Española.


Conrad, J. (2009). El corazón de las tinieblas (S. Pitol, Trans.). DEBOLSILLO.


Jones, M., Berry, D., Flanagan, C., Jones, R., & Liddle, R. (2017). AQA Psychology for GCSE. Illuminate Publishing.


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